A Isabel la Católica
De San Fernando viene tu corona,
que es venir de la sangre unida al Cielo,
y del Cid heredaste aquel anhelo
de alzar la Cruz donde la alfanje mora.
El don de imperio te entregó Castilla
y el Sacramento, de Aragón la estirpe,
Granada se rindió cuando fue en ristre
tu lanza que empuñaste allá en Sevilla.
Con el yugo y las flechas y la espada
–mi Señora Isabel, mi Reina Santa–
América te aguarda en el desierto.
Que otra vez hace falta una Cruzada
y bautizar al ídolo que espanta,
quemar las naves y avanzar resuelto.
Antonio Caponnetto
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