Rodeado de agua –no podía ser de otro modo–, en uno de los días más
lluviosos del otoño madrileño, la estatua del almirante Blas de Lezo
llegó a la plaza de Colón, donde quedó instalada y donde el próximo
sábado será inaugurada oficialmente con la presencia del Rey Don Juan Carlos.
Será el fin de un largo camino que ha sido posible por el tesón y la
voluntad de Íñigo Paredes y todos los miembros de la Asociación
Pro-Monumento a Blas de Lezo, la colaboración del Ayuntamiento de
Madrid, la implicación de la Armada y la generosidad de tantos donantes
que han contribuido a la suscripción popular con la que se ha erigido la
estatua.
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