El genocidio de pueblos indigenas en los actuales Estados Unidos se apoyó en la moral calvinista. Consideraban animales a los indios nativos. Tanto los
primeros gobernadores holandeses como los ingleses ofrecían recompensas
por sus cabelleras. En 1703, la cabellera de un hombre en Pennsylvania
estaba valorada en 134 dólares por 50 de la de una mujer.
Los descendientes de ingleses construyeron los Estados Unidos a partir de ese
genocidio del que poco se habla y a costa de la esclavización de
millones de negros traídos de África. Todavía hace unos cincuenta años, los
autobuses y los restaurantes tenían lugares reservados para los hombres
blancos.
Actualmente la industria del aborto es el vivo ejemplo del racismo que existe en los Estados Unidos y que causa cada año la muerte de muchos niños negros e hispanos en el vientre de sus madres.
Mientras que en Hispanoamérica hubo mestizaje y actualmente hay mucha diversidad en el color de piel, en los Estados Unidos los indios viven en reservas como si fueran animales de un zoologico.
¡Si a la Justicia Social!
¡Si a la Fe Católica!
¡Si a la Hispanidad!
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